viernes, 7 de agosto de 2009

¿PARA QUÉ CAMINAMOS A DOS PATAS?


El bipedismo (caminar sobre dos extremidades) es una de las características de nuestra especie. Durante mucho tiempo los científicos pensaron que a causa de que esta característica había sido seleccionada por la evolución, tenía que ver con la liberación de las manos y las ventajas que la acompañaban. En algunos filmes de ficción como 2001: Una Odisea del Espacio de S Kubrik se hace notar como la fabricación de utensilios, entre ellos las armas, fue crucial en los orígenes del ser humano. Toda la tecnología que consiguió desarrollar nuestra especie fue posible por esta liberación de las manos.

También el especialista en comportamiento animal Desmond Morris elaboró algunos documentales sobre el origen del animal humano, entre ellos este capítulo dedicado al mono cazador:

Tenemos que fijarnos en la explicación de este afamado etólogo. Sus explicaciones tienden a hacer pensar en una intencionalidad de nuestra especie por aprovechar el bipedismo. Esta es una explicación confusa. La evolución selecciona determinadas capacidades porque permiten que unos organismos sobrevivan, pero esta selección no tiene finalidad ni un objetivo racional. El mono cazador sobrevivió porque su dieta se lo permitió. Sin embargo todo apunta a que otras ventajas que acompañaban al bipedismo fueron más importantes para esa supervivencia: la mayor disipación del calor corporal, o la posibilidad de cuidar mejor de las crías.

El bipedismo supuso todo un reajuste corporal en el que intervinieron muchos cambios en nuestros órganos internos y externos. Uno de los cambios anatómicos que hizo posibles el bipedismo fue el cambio devestructura y posición del hueso esfenoides, que permitió todos los cambios a nivel craneal que sostuvieron un cerebro que se erguía sobre dos patas













Lo que sabemos hoy en día es que, aunque bipedismo  e inteligencia están muy ligados, primero fue el bipedismo, mientras que la inteligencia, ligada al aumento de la encefalización fue posterior. Los restos de Lucy (Australopithecus afarensis) nos muestran  un cuasihumano, claramente bípedo pero con una inteligencia muy próxima a nuestros parientes simios.

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